El tema da lugar a opiniones coincidentes y opuestas entre los diferentes sectores sociales. Desde hace unos años la Empresa Provincial de la Energía registró numerosos pedidos de factibilidad para llevar a cabo este tipo de construcciones.
A modo de ejemplo, en Rosario ya hay 130 edificios que exclusivamente utilizan electricidad para calefaccionar, refrigerar, calentar agua y cocinar. Además, los habitantes de unos 150 inmuebles se vieron obligados a poner en práctica esa modalidad energética porque el gas está cortado.
En la ciudad de Buenos Aires, entre el 60 por ciento y el 70 por ciento de los edificios construidos en los últimos cinco años son netamente eléctricos. Ahora bien, ¿por qué se da este auge?, pues porque se abaratan los costos.
Además, a los desarrolladores y proyectistas les resulta más simple plantear edificaciones eléctricas, dado que no es necesario agregar una conexión más ni un plano más, sumados al ahorro de conectar el edificio a la red de gas, y principalmente a la practicidad de ubicar elementos eléctricos en casi cualquier lugar del departamento, en contraste con las limitaciones de seguridad que exigen las instalaciones de gas.
Otro de los factores que han generado la mayor demanda de los inmuebles eléctricos tiene que ver con la seguridad. Los incidentes con escapes de gas generan miedo entre los compradores que se sienten más seguro con los dispositivos eléctricos. “Después de la tragedia de Rosario, se notó mucho el cambio de comportamiento de los compradores”, indicaron desde las inmobiliarias.
Los defensores de estos edificios inteligentes aseguran que el gas es mucho más caro que la luz y que esta última es más segura a la hora de calefaccionar el hogar. De hecho, según informaciones sobre el uso del gas, el 40% del país no está conectado a la red nacional, lo que hace que muchos hogares se calefaccionen con energía eléctrica, de manera segura.